martes, 2 de diciembre de 2008

LA ESCUELA

2 comentarios:

Máximo dijo...

SE ACERCA LA NAVIDAD

Pero, al salir de aquel aula, por el pasillo, una amable joven invitó a Mr. Winkle a seguir viendo el colegio, pues aquella escuela no era la unitaria que él recordaba, sino un estupendo centro educativo con espléndido edificio, perfectamente graduado en sus enseñanzas, magníficamente dotado de mobiliario, material didáctico y profesorado títulado que ejercia, unos como profesores tutores, otros como especialistas en un área, otros, en fin dando apoyo al alumnado que necesitaba algún tipo de refuerzos.
En las clases que siguió visitando, Mr.Winkle observó con verdadero agrado que había niños y niñas, todos en el mismo aula. Se percibía que, aunque de condición social muy diferente, entre el alumnado no existía ningún tipo de distingo; todos eran tratados iguales respecto a sus derechos pero de forma diferente respecto a sus diferencias personales.Había, incluso, niños y niñas, procedentes de la inmigración, de diferente etnia, idioma, cultura, etc, que eran atendidos en igualdad de atención que a los niños nacionales.No en todas las clases estaban llenas de polvo esas máquinas que tanto llamaron la atención a MR Winkle. Vió cómo alumnos y alumnas, desde los más pequeños de Infantil, a los más espigados de la Primaria y Secundaria Obligatoria, manejaban aquellos artilugios con soltura y precisión. Unos, a modo de juego, aprendían ortografía, otros, veían cómo una joven madre daba a luz a su primer bebé, otros, en fin, por medio de no se qué fórmula, encontraban información sobre Garcilaso de la Vega, como si aquella pantallita fuera la mejor enciclopedia, ¡ qué digo! como si se tratara de la mismísima biblioteca de Alejandría. Y todo de una forma muy didáctica y entretenida. Tembien había profesores que enseñaban lectura, escritura, aritmética... sí, y también conocimiento del medio, inglés y otras materias. Y en ellos, observó que, de forma transversal, independientemente de la materia que impartía, se inculcaban valores, actitudes y normas que tenían que ver con la igualdad entre todos, la democracia participativa, el respeto y la tolerancia a las ideas del otro, la aceptación del diferente...Mr. Winkle estaba maravillado. Incluso, en una asigatura que se enunciaba como Educación para la Ciudadanía, era posible abordar aquellos asuntos que, formando parte del comportamiento cotidiano de nuestra sociedad, siempre estuvieron vedados tratar en la escuela: sexualidad, aborto,sentimiento religioso, modelos familiares...
No, decididamente no era aquel centro escolar igual al que él recordaba de su infancia, ni mucho menos, aunque algunos se empeñen en añorarlos e, incluso, reproducirlos.
Y así lo reconoció Luis, al despertarse del sueño y descubrir que no era Mr. Winkle y estar más cerca de la realidad de hoy.

Máximo

Anónimo dijo...

Si, Luís se despertó, se preparó el desayuno y mientras esperaba en la parada del metro, revisó en su Notepad las actividades del día, en el Pocket PC el resultado de los ejercicios de sus alumnos colgados en el blog de aula y el resto del trayecto navegó en busca de nuevos recursos para la pizarra digital. Una vez en su clase, pasó lista, y mientras sus alumnos se conectaban a su cuenta de Blogger, él pasaba las faltas de asistencia a Rayuela. Mientras en la clase de al lado, bajo un crucifijo otro profesor pedía a sus alumnos que sacaran sus cuadernos de Conocimiento del medio, para a continuación ponerles un examen del tema nueve, los ordenadores apagados, y ni un solo dato en Rayuela. No deja de decir que esos "cacharros" no podrán sustituirle jamás. Es primo de Mr. Winkle.