miércoles, 25 de febrero de 2009

Un nuevo modelo de docente

El sistema educativo ha cambiado estructuralmente: los contenidos, la función social, la relaciones, los agentes educadores,… ya no son lo que eran.
Venimos de una cultura escolar, muy arraigada, en la que el docente ha sido el principal protagonista de la acción educativa: él enseña, de él se aprende y marca el proceso. Es necesario seguir construyendo otro marco que gire en torno al aprendizaje personal. Desde la diversidad individual y donde quepan los diferentes estilos de aprendizajes del alumnado. Deben partir de la premisa de que el conocimiento también está en la mente del alumnado y en el bagaje cultural que traen. Asimismo, utilizar las variadas fuentes de información actuales, considerando el entorno como medio de aprendizaje y no de manera, casi exclusiva, los libros de texto. El docente, en este contexto, actúa con autonomía y como facilitador del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Definir el modelo de docente que se necesita para gestionar este nuevo modelo educativo es una tarea ardua. Nos atrevemos a insinuar algunas líneas de reflexión para el debate que el documento de propuestas para la Ley de Educación de Extremadura nos plantea.
El nuevo docente necesita una personalidad (capacidades, actitudes, preparación, conocimientos, competencias, habilidades,…) que le aseguren en la práctica la posibilidad de legitimar su acción. Necesita un cierto grado de liderazgo, de compromiso en ámbitos que van más allá del aula y del conocimiento académico de una materia.
El docente necesita un nuevo tipo de formación inicial. Desarrollar planes de formación que generen un conocimiento pedagógico interrelacionado con la práctica educativa, con los centros escolares. Esta nueva formación inicial no es condición suficiente pero sí necesaria.
Al nuevo docente se le exige un nuevo rango epistemológico: analizar la realidad educativa desde la complejidad. Los hechos sociales son multirreferenciales y su estudio requiere múltiples perspectivas. Sus decisiones provocan consecuencias previstas y otras muchas imprevistas.
Convivir con un cierto grado de incertidumbre, a veces provoca, actitudes escépticas nihilistas y paralizantes. El nuevo docente ha de ser capaz de tomar decisiones en este ambiente guiado por un pensamiento utópico más o menos fundamentado. Una buena formación siempre implica un cierto grado de reivindicación.
El mundo de la tecnología nos ha puesto a nuestro servicio artefactos capaces de generar cambios en los modelos de enseñanza-aprendizaje. Saber utilizarlos con rigurosidad y pertinencia es otra característica del docente que se necesita actualmente.
Otra dimensión importante es asumir que su trabajo tiene, ¡siempre!, una dimensión axiológica ineludible. Procesamos conocimientos pero también “producimos” personas. Esto supone añadir a su profesión la dimensión de educador.
La sociedad exige un constante aprendizaje: su trabajo y su reflexión sobre su práctica debe generar conocimiento de forma colaborativa que potencie la creación de nuevas posibilidades. Se trataría de un conocimiento interiorizado que desde la reflexión sobre su actividad se proyectara en renovadas acciones.
Colectivo Afilalápiz

4 comentarios:

Emilia dijo...

Al nuevo docente se le debe presuponer una gran dosis de entrega y de utopia que permita ejercer de formar profesional y generosa. ¿Esto se aprende en las facultades? ¿ Bolonia lo pretende?

Carmen dijo...

A lo mejor lo que tiene que ser es un buen profesional como mínimo. Y un buen profesional que elige un puesto de trabajo (como es el caso de la enseñanza) tiene que saber las responsabilidades que conlleva y procurar tener la formación que vaya necesitando para hacer bien su trabajo. Es lo que se le exige también a los médicos, por ejemplo ¿o no?

Feli dijo...

A mí me gusta más hablar de una buena formación técnica unido a una actitud de compromiso para la transformación de la realidad (el componente utópico que decís), lo de "profesional" tiene algo que no me gusta, que connota asepsia, tecnocracia...

Anónimo dijo...

¿Un nuevo modelo de docente? Si, de acuerdo, pero los padres deberíamos metemos también en ese saco.

El cambio tan rápido que venimos experimentando en la sociedad, nos desconcierta. Juntos profesores y padres podemos conseguir mejores resultados.

Los canales existen (AMPAS, Escuelas de Padres, Tutorías...) Pero falta tiempo, motivación, pero sobre todo otra actitud. La educación está desvirtuada, y no es verdad que sea peor, por mucho que se empeñen algunos.

“nuestros jóvenes ahora aman el lujo, tienen pésimos modales y desdeñan la Autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y ... no respetan a los padres y tiranizan a sus maestros”

Sócrates

la educación debería estar más protegida, casi blindada, en la que las reformas no deberían depender de políticas de turno, sino necesitar un amplio consenso y una extensa reflexión social. Hay que "revalorizarla" y darle la importancia que se merece.

Es responsabilidad de todos.

Perdonad la extensión.
Un abrazo.