El
desmantelamiento sistemático del sistema educativo público de calidad sigue su
ruta. Ahora están retocando la poda de los comedores escolares. Y no se les ha
ocurrido otra idea que permitir al alumnado llevar de casa a los colegios la
comida del mediodía en tupperwares . Con esta medida consideran
salvado el destrozo económico que, para las familias, están suponiendo los tijeretazos indiscriminados.
Veremos al
alumnado llegar al comedor y sacar su tupper
con la comida que en casa le han preparado: unos, sus macarrones con tomate
y sus alitas de pollo fritas; otros, su ensalada y su tortilla de patatas; algunos,
la pechuga empanada y el huevo duro o, quizás, apenas un bocadillo con unas lonchas de chóped… Varios miraran con deseo,
apetencia e incluso envidia, el tupper
del compañero… ¿Volveremos a ver aquellas escenas de los viajeros de los viejos
carretas con sus fiambreras en sus talegas? (¿Si gustas? Que aproveche, gracias. ¿Te
apetece una croqueta? No te diré que no.)
Pero hay
más. El uso de las instalaciones del comedor escolar puede costarle a cada
alumno que lleve su tupper hasta 3
euros por día. Según declaraciones de alguna autoridad competente, dependerá de lo que use del comedor (si usa microondas, frigorífico, cubierto,
vaso, servilleta, papel higiénico…) Las familias - dicen que esta medida de la
fiambrera se toma a petición de las familias – podrán “recortar” esos 3 euros
si evitan usar recursos del comedor. Con estos recortes, con estas medidas ¿en
qué quedarán convertidos los comedores escolares de los que podía presumir
nuestro sistema educativo público?
Que el
comedor escolar debe ser un espacio educativo más del colegio nadie lo pone en
dudas. En él y a través de él se consiguen y confirman conocimientos y
contenidos académicos, se transmiten
valores, actitudes y normas educativas, se adquieren hábitos saludables… Un comedor
escolar no puede ser otra cosa que un espacio educativo. También debe ser un
espacio de desarrollo social de la comunidad. Hay muchos escolares que la única
comida saludable y equilibrada que realizan en el día es la que hacen en el
comedor escolar de su colegio público.
¿Será
posible, con la llegada del tupper a los colegios, seguir manteniendo el carácter
educativo de sus comedores y la condición saludable de las comidas que en él se
realizan? Rotundamente creo que no. Más bien creo que se convertirán en pobres
cantinas de carretera.