Me parece irresponsable la falta de respeto que muestran los ideólogos neoliberales al trabajo que en las últimas décadas ha hecho la sociedad española en su conjunto para construir el Sistema educativo que ahora disfrutamos.
En España tenemos un Sistema educativo homologable internacionalmente. Se ha ido edificando en un proceso histórico en el que ha primado la búsqueda generosa del consenso, la generalización de una educación universal que dé oportunidades personales a todos, compense desigualdades, favorezca la cohesión social y promueva la libertad personal y la ciudadanía democrática. Un sistema, hasta ahora, en expansión con aspiraciones permanentes a mejorar su calidad y equidad contando con la cooperación de todos los agentes implicados de una manera sosegada, participativa, abierta y plural. En los últimos treinta años, en España, el gasto en educación ha pasado del 1,3% del PIB al 4,8%.
Hay tópicos (falsos) que lastran el debate educativo español que sería necesario revisar con tranquilidad. Por ejemplo, se repite con frecuencia que ha habido muchas leyes educativas, que éstas no han tenido consenso y son partidistas. También se repite que el Sistema educativo español es un desastre, poco eficiente y lleva deteriorándose sin parar desde 1968 (fecha en la que debía ser estupendo, por lo visto). Ninguna de estas afirmaciones creo que sea justa. Más bien pienso todo lo contrario y también opino que el no reconocerlo así es muy irresponsable. Por eso, es muy inquietante para nuestro país el peso de la facción neoliberral que tiene acaparado el discurso educativo del Partido Popular y de otras organizaciones allegadas desde 1996 y que usa argumentos basados en tópicos que no son verdad.
Veamos qué ha pasado en los últimos cuarenta años: Seguir aquí. Tomado del blog de Orcasur.
La aplicación de recortes y medidas pretendidas por los gobiernos es un contrasentido y una insensatez. Pero aún siendo muy graves las repercusiones que puedan tener en el conjunto del sistema educativo, en el medio rural, no puede sino menoscabar la igualdad de oportunidades y la compensación a las zonas con menos posibilidades educativas. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de personas, de niños, de familias y a largo plazo el desarraigo social y cultural es muy elevado y costoso.
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