viernes, 16 de septiembre de 2011

Entrevista al profesor Navarro, hijo de maestros, sobre su experiencia personal durante la dictadura

"Nada nos habían contado nuestros padres, pues nunca hablaban del pasado, un hecho característico de la generación que perdió la guerra"

Pregunta (P). Usted escribe con frecuencia críticamente sobre el olvido de la historia reciente de nuestro país.
Respuesta (R). Sí, porque creo que es un error no saber de dónde venimos. El dominio de las fuerzas conservadoras en el proceso de transición inmodélica, pasando de una de las dictaduras más represivas que hayan existido en Europa a una democracia muy incompleta, hace que no se haya recuperado la memoria de lo que pasó entonces, reproduciéndose sólo la versión del pasado que promueven las fuerzas conservadoras.

(P). De ahí que usted haya escrito repetidamente que la importancia de recuperar la memoria histórica se basa en la urgente y necesaria corrección de la historia que se ha estado enseñando a nuestra juventud, y que no es la historia real de nuestro país.
(R). Exacto. La historia que se enseña en nuestro país es una historia sesgada e incompleta. Se pasó de la versión promovida durante la dictadura, que presentaba a los golpistas como “los buenos” y a los republicanos como “los malos”, a la versión actual, en la que, lo que se llama los dos bandos de la Guerra Civil, son ambos “buenos y malos”. Se ha pasado a un relativismo en el que, bajo el argumento de oponerse al maniqueísmo, se termina aceptando que lo que llaman los dos bandos comparten las mismas responsabilidad por la existencia del golpe militar y de la dictadura que estableció, continuando así la falsificación de nuestra historia.

(P). Según usted hubo buenos y malos.
(R). Sí, de la misma manera que en la II Guerra Mundial hubo buenos –los aliados- y malos –el nazismo y el fascismo-, en la mal llamada Guerra Civil española hubo buenos –los republicanos- y malos –los golpistas-, responsables de que hubiera un conflicto, responsables del mayor número de asesinatos políticos conocido en la historia de España y responsables del enorme retraso económico, cultural, social y político del país. Poner a los republicanos, que defendían la democracia, en la misma categoría de los que la destruyeron es, además de profundamente antidemocrático, un relativismo moral que exige ser denunciado

(P). En cambio, en España se hace constantemente.
(R). Es resultado de su limitadísima cultura democrática. Siempre me sorprende la enorme tolerancia de los medios y de la cultura política dominante hacia los fascistas o sus defensores en España. El autor de la biografía de Franco, de la Real Academia, así como su defensor en el programa “59 segundos” estarían en la cárcel en Alemania. En cambio, aquí, se les da todo un forum financiado, además, públicamente. Es vergonzoso.

(P). Permítame que le haga preguntas sobre usted. ¿Cómo se politizó usted?
(R). Desde mi infancia. Mis padres eran profundamente antifascistas, habían luchado en defensa de la República, participando en ella activamente.

(P). ¿Cómo participaron en la República?
(R). Como maestros. Eran jóvenes, entusiastas de la docencia, que estaban ilusionados con los cambios pedagógicos que la República introdujo en la escuela pública. Hay una película en España, que se titula “La lengua de las Mariposas”, que narra bien la ilusión de los maestros jóvenes durante la República, con los cambios educativos. No se le han enseñado a la juventud en nuestro país las reformas progresistas que se hicieron durante la época republicana. Venía gente a España y a Catalunya para aprender de tales reformas, igual que nosotros, más tarde, íbamos a Suecia para aprender las reformas de aquel país...

(P). Poco se ha escrito sobre ello
(R). Sí, muy poco. En realidad hay muchísimo todavía por conocer. Incluso yo, hijo de maestros represaliados, continúo descubriendo cosas. Un ejemplo es lo que viví personalmente este año. Recibí una nota de una lectora de mi blog en la que me preguntaba si yo era hijo de los maestros de Gironella, en el Berguedà, durante la República. Le dije que sí, a lo cual me respondió que a su madre, que había sido alumna de ellos, le encantaría conocerme. De ahí que mi hermano y yo fuésemos a verla. Era ya una persona de avanzada edad, una persona encantadora que se había casado también con otro alumno de mis padres. Fue una visita muy emotiva, pues nos contó mucho de lo que había ocurrido durante la guerra y después, durante la represión. Nos contó que quería que los hijos de sus maestros supieran lo amados que eran sus padres entre las clases populares de la zona. Y que, cuando fueron expulsados del pueblo, hubo una revuelta popular, con gente manifestándose en el pueblo, lo cual requería enfado y coraje, porque estamos hablando del año que comenzó la brutal represión. Me contó muchos detalles, como la movilización del pueblo para defender y ayudar a mis padres, detalles que ni mi hermano ni yo sabíamos. Nada de esto nos habían contado nuestros padres, pues nunca les gustaba hablar del pasado, un hecho característico de la generación que perdió la guerra. En realidad, durante muchos años, su silencio fue la manera de protegernos a sus hijos. Los padres querían ocultar su pasado a sus hijos, pues tal conocimiento podía acarrearnos problemas a nosotros. Era una dictadura enormemente represiva. No hay que olvidar que, por cada asesinato que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000. Es sorprendente que a aquella dictadura se la quiere presentar como meramente autoritaria y no totalitaria. Que se lo pregunten a los hijos de los vencidos. La constante humillación y la enorme opresión psicológica, emotiva e intelectual, era totalitaria, pues invadía todos los resquicios de la persona, incluyendo su identidad. Y ello no se conoce... Leer todo aquí.

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