Hasta hace poco el mensaje había calado: “En esta Arcadia feliz, ¿qué falta hacen los sindicatos ni las ideologías? “
Pues ya lo hemos podido comprobar: en la Arcadia feliz viven sólo unos cuantos que la protegen con uñas y dientes y a su vez intentan dejar sin protección a los que pueden desestabilizársela.
Se valen de diversas argucias como la de la inclusión: la de los que han creído vivir y formar parte de ese mundo perfecto, justo y abundante. Claro que uno lo puede creer sólo si se tapa la nariz, los ojos y los oídos. Si escucha sólo los cantos de sirena que quiere escuchar y que llaman pesados, pasados y apocalípticos a quienes una y otra vez han llamado la atención sobre la falsedad del capitalismo y la necesidad de otro mundo, de otra forma de sociedad, de otros valores, otra justicia y una democracia real. Un mundo más equilibrado en el que el sufrimiento de muchos no sea el bienestar de unos pocos.
De pronto, el sueño terminó y la realidad se echó encima. Cuatro millones de parados sólo en este país, endurecimiento de las condiciones de trabajo para todos y pérdida de derechos con la ayuda del Gobierno del pueblo, río revuelto para el capital que ve una oportunidad en la crisis: ellos nunca pierden.
Y si de paso se cargan cualquier medio de defensa de estos pesados trabajadores y esas organizaciones que han conseguido construir en los últimos siglos, pues mejor.
Así que se lanzan a una campaña de desprestigio de los sindicatos, de maledicencia y medias verdades, de criminalización de los empleados públicos, de préstamos generosos a los bancos, de privatización por ineficacia de lo público, de asunción de responsabilidades que no nos corresponden…
La Arcadia feliz quizá nunca sea posible y, si lo fuera, no iba a venir de manos de los poderosos. Hay que peleársela. Nadie nos da un trabajo: nos necesitan. Y esto tan elemental parece haberse olvidado.
La huelga es necesaria para decirles que no estamos de acuerdo, que estamos aquí por nosotros y por los parados, por los trabajadores en precario, por los jóvenes y por los jubilados; y que estamos dispuestos a pelear por un mundo más justo.
Fortalezcamos nuestras organizaciones y participemos en sus propuestas.
DIA 29 DE SEPTIEMBRE DE 2010 – HUELGA GENERAL – YO VOY
La aplicación de recortes y medidas pretendidas por los gobiernos es un contrasentido y una insensatez. Pero aún siendo muy graves las repercusiones que puedan tener en el conjunto del sistema educativo, en el medio rural, no puede sino menoscabar la igualdad de oportunidades y la compensación a las zonas con menos posibilidades educativas. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de personas, de niños, de familias y a largo plazo el desarraigo social y cultural es muy elevado y costoso.
2 comentarios:
Esta carta es la de verdad porque la del HOY está "recortada" y el título cambiado.
Chari
Con tu permiso, linkeo en FB. Muak!
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