lunes, 19 de octubre de 2009

A QUIÉN LE IMPORTA

El curso escolar ya está en marcha para todos. Por fin, cada cual ocupa su lugar: el alumnado y el profesorado, en sus aulas; las madres y los padres, en sus trabajos; los abuelos, en sus tareas de jubilados. Por fin el curso escolar ha comenzado en su fecha prevista y todo recupera su normalidad.
Pero excepciones siempre aparecen. Excepciones a las que se les da categoría de anécdotas y que para nuestros responsables educativos carecen de la menor importancia; al fin y al cabo, terminan resolviéndose más pronto que tarde. El curso escolar es largo y hay tiempo para todo.
Mas, algunas de estas excepciones que son tildadas de anécdotas tienen un trasfondo de mayor trascendencia de la que se le quiere dar. Parece que dijeran: tratándose de educación, no importa una semana menos en el calendario escolar y mucho menos importan los trastornos que esta disminución produzca en las familias afectadas.

Por ejemplo, el hecho de que 160 alumnos de Educación Infantil del Colegio Público “Giner de los Ríos” no pudiesen iniciar el curso escolar el día 14 de septiembre porque las aulas que debían ocupar no estaban preparadas - las obras de adecuación estaban sin finalizar; el mobiliario sin trasladar; la limpieza sin hacer… -, es considerado una anécdota sin mayor importancia. Se necesitaba una semana más para rematar la adaptación del viejo edificio del “Santo Ángel”. Así que lo más adecuado y prudente era avisar a las familias, entre el jueves, día 10, y el viernes, día 11, anunciándoles que las clases de sus retoños comenzarían una semana más tarde.
“¿Y, ahora, qué hacemos?”; “¿con quién quedamos a los niños esta semana?”,- era el clamor unánime de unos padres desconcertados y consternados. De nuevo, vuelve el desasosiego a las familias. De nuevo, a empezar a darle vueltas a la imaginación en busca de alternativas.
Y de nuevo a tirar de abuelos, de vecinas, de… De nuevo a tirar del un “cangurismo creativo” que resuelva este inesperado percance. Y si no, a ponerse enfermo y a buscar la baja laboral.

Más de 100 familias angustiadas son, para algunos, una simple anécdota. ¿Por qué no estaban las aulas en condiciones de uso si su ocupación se decidió bastante antes del verano? ¿No podía haberse resuelto una semana antes lo que se solucionó una semana después? ¿Hubiese sido calificado de anecdótico, por ejemplo, que el día 9 de septiembre el Estadio Romano no hubiese estado en perfectas condiciones de uso para el partido de la Selección Española de Fútbol? ¿Qué hubiese dicho la oposición si el 1 de septiembre, por ejemplo, no hubiera estado listo el ferial? Pero en el caso del “Giner de los Ríos” no ha abierto la boca nadie. Algunos asuntos de la educación – parece - no suscitan el suficiente interés.

2 comentarios:

Feli dijo...

Yo también pregunto a quién importa, es una costumbre muy arraigada que las obras en los colegios no terminen con las vacaciones. Creo que los afectados no son responsables y la solución no es que los niños se queden en casa, me parece de una irresponsabilidad tremenda por parte de la Administración no controlar este tipo de situaciones.

Anónimo dijo...

¡Qué cosas dices, Máximo! ¡Comparar unas clases de un colegio con un partido de fútbol o un ferial!
Dinero y diversión: ahí es nada. Por eso se manifestaría la gente... ¿Se han manifestado por el retraso de las clases de sus hijos?
Está claro que la responsabilidad es la Administración, y no de los padres. Pero por un botellón se arma el lío...