Angel I. Pérez Gómez
Universidad de Málaga
A propósito de la publicación de los resultados de las pruebas de PISA sobre resolución creativa de problemas, (definida por PISA como “la capacidad de participar en un proceso cognitivo para entender y resolver problemas donde no hay un método de solución inmediatamente obvio”) aparece de nuevo la manipulación del Gobierno conservador de los resultados en un alarde de interpretación cínica de los mismos para apoyar la LOMCE, la ley educativa más sectaria y menos consensuada de la historia de la democracia en España.
España aparece esta vez con unos resultados peores y más preocupantes (23 puntos por debajo de la media de la OCDE, el puesto 23 de 28 países de la UE.) A diferencia de resultados españoles anteriores de PISA, estas diferencias parecen claramente significativas y ponen de manifiesto lo que ya es un lugar común en la investigación pedagógica: el sistema educativo español, atrapado en el academicismo, la memorización y la reproducción de datos o contenidos abstractos, descontextualizados y desconectados de los problemas reales de la vida cotidiana no prepara a los ciudadanos para pensar, comprender y actuar en el complejo mundo contemporáneo.
Es cierto que los resultados de esta prueba ponen en primer plano la importancia de las variables pedagógicas: el sentido y relevancia del qué, y el cómo se enseña, aprende y evalúa. Pretender relativizar la importancia de esta prueba con el argumento de que nada tiene que ver con el currículum escolar, como así ha planteado un conocido sociólogo, solamente pone de manifiesto una vez más el sinsentido de un currículum y un dispositivo escolar que no prepara a los ciudadanos para solucionar de manera creativa los problemas que se va a encontrar en su vida cotidiana, personal, social y profesional. Si el currículum escolar español no tiene que ver con la capacidad para comprender y solucionar los problemas de la vida cotidiana, ¿qué saberes esotéricos y estériles estamos enseñando?
Todavía es más sorprendente la interpretación cínica de estos resultados por parte del ministerio, cuando la Secretaria de Estado de Educación llega a afirmar que precisamente con la nueva ley se pondrá remedio a esta insostenible situación de fracaso. La LOMCE y las políticas de recortes y austeridad del gobierno conservador Español proponen e inducen políticas y pedagogías que agravan precisamente la situación actual. Como muestras seleccionaré las siguientes:
-La desconfianza y despreocupación por el docente y su desarrollo profesional, el incremento de alumnos por aula, la reducción de plantillas y la amortización de las vacantes. No menos importante, fomentar desde la administración el desprestigio de la escuela pública y la culpabilización de los docentes.
-La recuperación de las reválidas y pruebas censales externas que inevitablemente priorizarán los instrumentos tipo test de elección múltiple, el aprendizaje memorístico y la reproducción mecánica, además de poner de manifiesto la nula confianza en la capacidad de evaluar de los docentes y en su honestidad profesional.
-El fortalecimiento de la repetición de curso, una medida tan estéril como costosa, según los estudios de la propia OCDE, pues nada repara y simplemente abre el camino para el abandono o para la segregación temprana. En España, el escandaloso porcentaje de repetidores —el 40% ha repetido al menos una vez al cumplir 15 años— bajan la media en esta prueba en casi 40 puntos. Sin contar con los repetidores la media de España superaría en 12 puntos la media de la OCDE.
-La definición centralizada de un currículum exhaustivo y enciclopédico, que conduce a un aprendizaje superficial y memorístico de datos, informaciones, formulas y clasificaciones. El abandono de las áreas que desarrollan la creatividad, la sensibilidad artística en todas sus manifestaciones y el pensamiento crítico. La desconsideración de las humanidades, las artes, la filosofía en el currículum y la introducción de la religión confesional.
Todas estas medidas de política educativa se encuentran en las antípodas de aquellas que orientan los sistemas educativos de los países con mejores resultados (Singapur, Finlandia, Canada) y que básicamente coinciden en fortalecer la preparación y selección profesional del docente, estimular la confianza en el profesorado, ampliar sus márgenes de autonomía y reducir drásticamente la ratio profesor alumno, fomentar la enseñanza personalizada con amplios grados de optatividad, y potenciar la atención tutorial cercana a las necesidades singulares de cada uno de los aprendices, para que desarrollen su capacidad de pensar, sentir, indagar, aplicar, valorar, diseñar, experimentar y crear.
En definitiva, la receta requerida para esta endémica enfermedad del sistema educativo español requiere buscar el máximo consenso posible, de modo que todos los agentes implicados, familias, aprendices y docentes se encuentren reconocidos, apelados y respaldados en la ingente tarea de transformar el currículum y las pedagogías obsoletas para preparar a las nuevas generaciones para el complejo, cambiante e incierto contexto en el que han de vivir.
Esta maravillosa película sobre clases de Filosofía para Niños, captada con calidez y sensibilidad, en la senda de “Ser y tener” de Nicolas Philibert, que promueve a la reflexión sobre nuestra capacidad ética, social y humana, y sobre la importancia de una buena educación desde la infancia.
Los expresivos y vitales protagonistas se llaman Azouaou, Abderhamène, Louise, Shana, Kyria o Yanis. Tienen entre 3 y 4 años cuando, juntos, exponen libremente, con sus emociones y contradicciones, sus ideas sobre el amor, la libertad, el liderazgo, la inteligencia, la muerte…
A lo largo de un curso, sentados en un círculo alrededor de una vela encendida, con ayuda de su maestra Pascaline, aprenden a expresarse, a escucharse mutuamente y a conocerse mejor. Entre todos hacen filosofía, reflexionan sobre temas importantes, a menudo olvidados en nuestra sociedad. No hay estudiantes buenos ni malos: lo fundamental es pensar por sí mismos. Los niños hablan con sus propias palabras, llenas de espontaneidad, humor, lógica y poesía; cargadas en muchas ocasiones de un increíble y envidiable sentido tolerante y cívico. Ellos son nuestro futuro. (Fuente: Filmin.es)
Los expresivos y vitales protagonistas se llaman Azouaou, Abderhamène, Louise, Shana, Kyria o Yanis. Tienen entre 3 y 4 años cuando, juntos, exponen libremente, con sus emociones y contradicciones, sus ideas sobre el amor, la libertad, el liderazgo, la inteligencia, la muerte…
A lo largo de un curso, sentados en un círculo alrededor de una vela encendida, con ayuda de su maestra Pascaline, aprenden a expresarse, a escucharse mutuamente y a conocerse mejor. Entre todos hacen filosofía, reflexionan sobre temas importantes, a menudo olvidados en nuestra sociedad. No hay estudiantes buenos ni malos: lo fundamental es pensar por sí mismos. Los niños hablan con sus propias palabras, llenas de espontaneidad, humor, lógica y poesía; cargadas en muchas ocasiones de un increíble y envidiable sentido tolerante y cívico. Ellos son nuestro futuro. (Fuente: Filmin.es)